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Reflexiones y acciones de mi Patria   LA IDENTIDAD PANAMEÑA Y EL TEJIDO SOCIAL


                   En general, se puede sintetizar: “La sana investigación sobre las
                 mejoras de que es susceptible este país, en todos aquellos ramos que
                 especialmente contribuyen a su conservación y riqueza”.

                   Ésta es la primera vez que una generación de panameños expresa
                 una conciencia clara de la nacionalidad.


                   Para Mariano Arosemena, quien actúa como el más conspicuo
                 vocero de esta generación, precisa construir una sociedad civil ad-
                 ministrada por ciudadanos y no por militares; aboga por más traba-
                 jo y menos vicio, ya que en ese entonces impresionaba la desidia y
                 molicie de los istmeños. Arosemena propulsó el libre comercio, la
                 construcción del ferrocarril y el establecimiento de un puerto libre
                 en territorio istmeño; también abogó por la integración de los ex-
                 tranjeros a la vida pública y familiar del país.

                   Junto con Mariano Arosemena se destacan, en forma prominen-
                 te, José de Obaldía y Tomás Herrera, así como Manuel José Hurta-
                 do, Juan Bautista Feraud, Pedro de Obarrio y Juan J. Argote.


                   Años más tarde, Justo Arosemena, hijo de don Mariano, da a co-
                 nocer sus escritos a la luz pública, constituyéndose en el máximo
                 intérprete de la nacionalidad en sus aspectos sociopolíticos. Este
                 parecer se plasma en su obra El Estado Federal de Panamá, la cual,
                 en palabras de Diógenes de la Rosa, sigue siendo “el estudio más pe-
                 netrante y amplio sobre la cuestión nacional panameña”.

                   Bien decía don Justo:


                   “El territorio del Istmo necesita un gobierno propio, superior e
                 inmediato al de las pequeñas secciones en que se divide un gobierno
                 que, sin matar el régimen municipal, consulte las necesidades reales
                 de todo el país, rechace”. *




                  * Ibidem. Página 89.

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