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DEMOCRACIA Y LIBERTAD                              Reflexiones y acciones de mi Patria


               mentablemente persisten. Para muchos de estos dirigentes el tiem-
               po se quedó estático en 1968. Las prácticas, estrategias y acciones
               políticas parece que no han cambiado para ellos y lo que es peor,
               siguen cometiendo los mismos errores de antaño. Parece que nun-
               ca se percataron de que nuestro país había crecido y evolucionado
               dramáticamente y que, por lo tanto, las prácticas políticas debían
               ajustarse a las realidades presentes. Para muchos de ellos, gobernar
               sigue siendo el resolver problemas personales, enriquecerse, colo-
               car a sus familiares y amigos y copartidarios en jugosas posiciones
               del engranaje burocrático estatal.

                  Vemos a diario una descoordinación y marcada contradicción en
               las palabras y acciones de los más insignes funcionarios públicos. En
               cuanto a la política económica la misma aparentemente está defini-
               da en una supuesta dirección, pero las actuaciones de los funciona-
               rios responsables del tema se contradicen a diario. Tenemos la sen-
               sación que estamos bajo un gobierno bicéfalo, donde el Presidente
               de la República quiere, como decimos en buen panameño,  pasar
               agachado para no tener que afrontar las responsabilidades que el
               pueblo a diario le reclama. Su liderazgo es prácticamente inexisten-
               te; ante los grandes problemas se siente su ausencia. En la mayoría
               de las veces este liderazgo es llenado por el Contralor de la Repúbli-
               ca, el que asume responsabilidades que no son de su incumbencia.


                  En cuanto al problema concerniente a la huelga de los maestros
               y profesores, después de casi dos meses no se vislumbra solución
               inmediata. A mi juicio la razón de la no solución se debe a la terque-
               dad del Presidente, en respaldar, incondicionalmente, a un Ministro
               que no goza de la credibilidad ni el respeto de los docentes ni de la
               comunidad en  general. Lo prudente y sensato debía ser el nombrar
               un nuevo equipo negociador con figuras no vinculadas al ramo edu-
               cativo, con capacidad de dialogar en forma amplia y responsable con
               miras a solucionar este grave problema cuanto antes. Sería un grave
               error que el Ejecutivo permita que sea la Asamblea mediante una



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