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Reflexiones y acciones de mi Patria                  DEMOCRACIA Y LIBERTAD


                   Nos preguntamos, ¿de quién fue la culpa?

                   A mi juicio, la culpa es de las personas responsables; desde el
                 director hasta el encargado del laboratorio, que fallaron por acción
                 u omisión.  Las deficiencias que se detectaron en el laboratorio vie-
                 nen de varias administraciones atrás, que hicieron caso omiso para
                 corregir las graves deficiencias que en innumerables ocasiones
                 fueron denunciadas.


                   ¿Por qué, si eran de conocimiento de las autoridades, no se co-
                 rrigieron?   Sencillamente, por la desidia, la excesiva burocracia, la
                 politiquería y sobre todo, por las graves deficiencias de la estruc-
                 tura administrativa de la institución que se asemeja a un monstruo
                 de cien cabezas.  A menos que se lleve a cabo una reingeniería pro-
                 funda de su estructura, la institución, tarde o temprano, acabará
                 por colapsar.

                   Hace unos meses, visité el cuarto de urgencia del complejo hospi-
                 talario de la Caja de Seguro Social, con el fin de asistir a una señora
                 de 91 años, muy allegada a nuestra familia, quien había sido llevada
                 por sus familiares, debido a que sufría graves quebrantos de salud.
                 Al entrar, encontré un completo caos.  Los pacientes, desde los que
                 habían sido cortados en riñas hasta los que tenían padecimientos
                 graves del corazón, estaban ubicados en pasillos y corredores, sin
                 la adecuada asistencia médica.  A la señora que deseaba ayudar, la
                 encontré tirada en una camilla con el resto de los enfermos que allí
                 se encontraban.  Al no poder localizar al doctor que la había exami-
                 nado, por estar ausente de su trabajo en ese momento, tomé la deci-
                 sión  de trasladarla a una clínica privada, donde al examinarla, se le
                 recluyó de inmediato a un cuarto de cuidados intensivos, por cuatro
                 días.  Me pregunto, ¿qué hubiese pasado si no la hubiese traslado a
                 un hospital privado?  Hoy, de seguro, no estaría con nosotros.  Este
                 es un retrato fehaciente de lo que está aconteciendo en el cuarto de
                 urgencia del Seguro Social.




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