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DEMOCRACIA Y LIBERTAD                              Reflexiones y acciones de mi Patria


               y de servicios.  Este destino manifiesto se consolida, primero, con
               las Ferias de Portobelo, luego con el ferrocarril interoceánico y la
               construcción del Canal de Panamá.  Todo ello es consecuente con
               nuestra privilegiada posición geográfica.

                  Después de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, nuestro país
               avanza a ritmo acelerado, desde el año 2000, con la entrega total del
               área canalera.  Hoy, la construcción del tercer juego de esclusas nos
               asegura grandes beneficios.

                  Durante más de un siglo, el canal ha jugado un papel fundamental
               como vehículo de apertura al desarrollo económico y social del país.
               Con el traspaso de los puertos a manos panameñas, del ferrocarril,
               más la Zona Libre de Colón, el Turismo, el Centro Bancario, la Ciu-
               dad del Saber y las inversiones nacionales y extranjeras en bienes
               raíces, además de otras significativas actividades económicas, todo
               ello nos confirma que hemos acertado un modelo nacional de de-
               sarrollo que prueba su efectividad. En consecuencia, ¿se justifica
               arriesgarnos en la minería, con sus secuelas negativas para nuestro
               hábitat? No debemos improvisar proyectos que no son de consenso
               nacional y que puedan reñir con el plan de desarrollo que realmente
               desea la mayoría de los panameños.

                  La gobernabilidad del país depende de un clima de paz y armonía,
               de respeto a los derechos ciudadanos, de atender con prontitud los
               justos reclamos de una comunidad nacional que exige la inversión
               social de los beneficios de una riqueza cada día más creciente.

                  En Panamá es necesaria la conciliación de nuestras diferencias,
               de un gran Acuerdo Ciudadano, en el cual la sociedad civil se invo-
               lucre institucionalmente; el Panamá político se eleve y profundice
               en su retórica; los medios de comunicación orienten objetivamente.
               Todos debemos ser protagonistas del Panamá que queremos.

                  Ya es hora de que cesen las imposiciones y los dobles discursos;
               iniciemos un gran debate nacional para el bienestar de las presentes
               y futuras generaciones de panameños.


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