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Reflexiones y acciones de mi Patria ANTECEDENTES DE AGENCIAS MOTTA

Dos semanas después de su deceso, recibí una llamada de mi
tía Dorita, su viuda, quien me informó que el gerente de Motta y
Cía. había dejado el negocio en acefalía. Al ella no conocer nada
del negocio, me pidió que me encargara del mismo, ya que tío Ar-
turo le había dicho que yo estaba interesado.

Esta solicitud de ir a encargarme de un negocio que no co-
nocía, resultó ser muy beneficiosa para mi independencia como
empresario. Una semana después de estar a cargo, me comuni-
qué con mi tío Alberto, quien era dueño de la mitad de la empre-
sa, para hablarle de mi conversación con tío Arturo y la solicitud
de tía Dorita de encargarme de Motta y Cía. Tío Alberto me dijo
que me quedara manejando el negocio hasta fin de año y que, si
me gustaba, hablaríamos sobre la compra.

En diciembre de 1966 le manifesté que me interesaba com-
prar el negocio, ya que veía en el mismo grandes oportunidades
de desarrollo y, sobre todo, mi independencia como empresario.
De inmediato me dijo que tomáramos inventario y que le fuera
pagando con las ventas de las mercancías que me supliría des-
de Zona Libre. Bauticé la nueva empresa como Agencias Motta,
S.A. A finales de 1968, después del golpe militar al presidente
Arnulfo Arias, tuve la oportunidad de alquilar una bodega a la fa-
milia Henríquez, situada en la avenida Frangipani, para mudar
todos los enceres y mercancías de Agencias Motta.

Dentro de los productos que distribuía Motta y Cía. había unos
productos de cabello de la marca Nutrine. Una de las primeras
visitas que recibí en Agencias Motta, fue la de su presidente y ge-
rente, Mitchell Miller, quien me propuso fabricar fijadores para
el cabello en aerosol, que en esos tiempos tenían mucha deman-
da en el mercado panameño.

Después de familiarizarme más con la operación de Agen-
cias Motta, decidí hacer un viaje a Nueva York para conocer por

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