Page 316 - Reflexiones y Acciones de mi Patria-eBook
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OBSERVACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DE OTROS PAÍSES Y SISTEMAS Reflexiones y acciones de mi Patria
había convertido en el centro de quejas y ayuda material, espiritual
y psicológica de los feligreses. Después del almuerzo en el hotel, me
quedé dormido. Al despertarme y no encontrar a Marianela y a mis
hijos, salí y tomé un bici-taxi al frente del Malecón de La Habana.
Picó mi curiosidad ver que, junto al bici-taxi, estaba un joven
vestido de blanco, quien resultó ser un santero. Lo invité a que me
acompañara a hacer el recorrido por La Habana vieja. Esta invita-
ción resultó ser muy instructiva, además de amena. Lo primero que
pedí fue conocer el Hotel Nacional, ícono de los hoteles de La Ha-
bana. Luego, a una de las calles más transitadas de la ciudad, que
caminé en compañía del santero, mientras el bici-taxi reparaba una
llanta en una estación de gasolina, que parecía una postal del viejo
oeste norteamericano. Así tuve la gran experiencia de conversar con
varios habaneros que jugaban dominó en una de las aceras, con un
cartón y piedras sustituyendo las fichas clásicas, una oportunidad
única de conocer la parte humana de esas vidas. El intercambió me
dejó la impresión de que algunos de ellos estaban desempleados y
jugaban dominó para matar el tiempo. Sentí que en ellos no había
esperanza en la vida futura, como es a menudo el caso de las perso-
nas que no tienen un trabajo digno donde ocupar sus manos y sus
mentes. Durante el trayecto, visitamos una farmacia y un mercado
de abastos, donde no había ni medicinas y comida.
El santero me llevó a conocer su casa y, mientras caminábamos,
comentó que a raíz de la visita del Papa el régimen no seguía acosan-
do a los santeros como antes. Cuando la llanta del bici-taxi estuvo
reparada, reiniciamos el trayecto y vi pasar un “camello”, una plata-
forma usada para transportar caña de azúcar del campo al ingenio,
reconvertida en bus de pasajeros. Me impresionó la cantidad de per-
sonas que llevaba, tantas, que muchas iban con la mitad del cuerpo
salido por las ventanas. Siendo casi las seis de la tarde, regresé al
hotel después de esta impactante y enriquecedora experiencia con
ese inesperado guía.
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